
Las cosas son sencillas. Me encantaría poder decirlo sin sentir que estoy engañando a alguien. Porque la mayor parte de las veces debemos trabajar mucho para alcanzar nuestras metas. Y por más que me gustaría lograr algo emborrachándome de series en Netflix, sé que tengo que levantarme del sillón y ponerme a __________ (y aquí es donde se llena la línea blanca con todas esas cosas que posponemos o nos dan flojera hacer).
En efecto, hay que ponerse a HACER y no sólo a soñar, hay que planear, pero lo más importante, llevar a cabo nuestros planes.
La cuestión es poder encontrar la manera de romper esa espiral de postergación en la que a veces estamos atrapados. Por supuesto que no hay una sola manera de hacer esto. Es algo personal. Es algo que tenemos que ir probando para ver qué es lo que nos funciona.
Por lo pronto aquí algunas cosas que puedes probar:
Perspectiva
A veces lo que necesitamos para avanzar es, paradójicamente, dar un paso atrás. Así podemos respirar profundo, recargar pilas, e intentar de nuevo. A veces dar un paso atrás nos da perspectiva, y eso puede significar que eso que estábamos haciendo no es tan importante después de todo, que tal vez lo estábamos enfrentando desde el lugar equivocado, que tal vez lo que necesitamos es otro tipo de herramientas… en fin. Perspectiva. A veces dar un paso atrás nos da perspectiva y nos permite seguir adelante.
30 minutos
Los primeros 30 minutos son cruciales. Esos primeros 30 minutos de tu día de trabajo pueden definir cómo te va a ir el resto del día. Porque digo, todos hemos estado en esa situación en la que quieres sólo «5 minutitos» para revisar Facebook, Twitter, algún sitio de noticias, Whatsapp y un eterno etcétera. Y esos 5 minutos se convierten en media hora, si bien nos va, o 2 horas, y a veces 4 horas. Pero hay una manera de escapar. La regla de los 30 minutos. Si logras trabajar por 30 minutos, constante, y como primer labor del día, lo más probable es que aunque más tarde entres a alguna red social, puedas salir más fácilmente, porque ya estableciste un ritmo de trabajo.
Ahora, si de plano piensas que no puedes, piensa que vas a trabajar por 10 minutos, y que si es mucho más de lo que puedes aguantar, te vas a dar un descanso. La mayor parte de las veces, esos 10 minutos bastan para encarrerarte.
17 segundos
Ahora que otro método, es que en el momento en el que piensas que debes hacer algo o que tienes un pendiente, te pongas manos a la obra en menos de 17 segundos, para no darle tiempo a tu mente de detenerte de nuevo. Es mucho más probable que hagas algo si lo haces en los primeros 17 segundos después de haberlo pensado.
Para mi, esto ha sido un salvavidas. Probablemente sea de las cosas que más me ayudan a en serio hacer algo. Es uno de los métodos que más uso y que muy seguido recomiendo.
Hacerlo
Y lo más importante. Haz. Haz todo lo que puedas. Eso es en definitiva, lo que asesina la procrastinación.