Me gusta contar historias, y me encanta escucharlas. A eso me dedico después de de todo. Muchas de las historias que cuento son mías, y muchas son cosas cotidianas, anécdotas que en realidad no serían trascendentes, ni mucho menos digas de contarse. Y aún así lo hago. Lo curioso de todo esto es que a la gente le gusta que lo haga, porque de alguna manera, los hago reír.
Porque a casi todo le encuentro la gracia. A casi todo. No a todo, por lo menos de inmediato. Aunque eh de decir que a largo plazo se disminuye la cantidad de cosas que no puedo ver como graciosas en algún sentido. Y es que así aprendí a defenderme: a través del humor.
El humor es lo que me ha salvado de la locura en más de una ocasión. Así que no es que este loca. Es que soy feliz, o trato de serlo la mayor parte del tiempo.