El duelo puede darse a partir de muchas situaciones en la vida, pero debes saber que no es un estado permanente de vida.
Cuando experimentamos cualquier tipo de devastadora pérdida, ya sea la muerte de alguien que amamos, un sueño que tenemos, o una relación, los sentimientos que surgen dentro de nosotros pueden ser abrumadores o muy difíciles de afrontar. Esta sensación de duelo puede también emerger cuando nos separamos de alguien o algo que hemos bienvenido en nuestras vidas. Y aunque puede sentirse como si estuviéramos atrapados en una espiral de tristeza y vacío sin final, es importante recordar que el duelo que sentimos no es un estado permanente de vida, más bien, el duelo es parte del proceso de dejar ir, y puede, en muchos sentidos, ser un regalo, permitiéndonos ir más profundo dentro de nosotros mismos y redescubrir la luz en medio de esta terrible oscuridad.
Las emociones que acompañan cualquier tipo de pérdida pueden ser muy intensas y variadas. Un sentimiento de shock o negación es muy frecuentemente la primera reacción, que pronto se ve reemplazada por un enojo profundo. A veces, este enojo puede ser dirigido a la persona que «nos abandonó», en otras ocasiones, puede ser una especie de indignación hacia el universo, que te hace pasar eso que estás enfrentando. Y aunque hay etapas de duelo por las que todos pasamos, de la negación al enojo, de la tristeza a la aceptación, las etapas del duelo muchas veces son como espirales, que a veces van moviéndose hacia adelante, y otras veces, hacia atrás. Se pueden incluso experimentar momentos de fuerza, de fe, y risa en medio de todo esto. Y aunque estas emociones parece ir y venir esporádicamente, es importante sentirlas, aceptarlas, y permitirles fluir. Con tiempo, paciencia y compasión, vas a encontrar, eventualmente, tu centro otra vez.
Mientras avanzamos en el duelo, nos podemos encontrar a nosotros mismos con resistencia a soltar el dolor, por miedo a dejar ir eso que perdimos. Podemos incluso interpretar nuestro avance hacia la sanación como un acto de traición o como si nos estuviéramos dando por vencidos. Debes saber que aunque el dolor se empiece a desvanecer, la esencia de lo que tenías y a quién amabas, ya te transformó y va a estar para siempre contigo. Si acaso, una vez que estés listo para que el dolor de la pérdida disminuya, los recuerdos pueden cobrar más vida dentro de ti. Recuerda que sanar es una parte de los ciclos del duelo, y que al permitirte sentirte restaurado de nuevo, te estás rindiendo a un movimiento natural que es parte de la danza de la vida.