Sopa de piedra

Primero, una historia…

Un hombre de buen corazón llegó a un pueblo, en el que los habitantes eran personas desconfiadas y temerosas. Tan pronto entró, un hombre se acercó a él y le dijo «En este lugar la tierra no rinde frutos, bien harías en irte pronto a otro lugar». El hombre de buen corazón siguió caminando, y no llevaba más de unas cuantas calles, cuando una mujer se acercó a él y le susurró al oído «En este pueblo la comida es poca, bien harías en irte pronto a otro lugar». Pero el hombre de buen corazón siguió caminando en el pueblo, adentrándose cada vez más. Al llegar a la plaza principal, escuchó a las personas a su alrededor diciendo comentarios similares, hablando acerca de la pobreza y la escasez de ese lugar. Tuvo la sensación de que la gente de ese pueblo tenía ganas de correrlo de ahí. Sin embargo, en lugar de irse, buscó un lugar para prender una hoguera, y pronto se dispuso a cocinar. Un niño le preguntó qué hacía, a lo que él le respondió «Voy a preparar una sopa para alimentar a todas las personas de este lugar». El niño corrió la voz, y pronto, las personas del pueblo se fueron acercando a ver, llenas de curiosidad, por este hombre extraño que en lugar de tratar de quitarles sus pocos recursos, decía que iba a darles a todos de comer. Ante la mirada atónita de todos esos extraños, y en cuanto el agua de su gran olla dio el primer hervor, el hombre sacó de su morral una piedra, y la arrojó a su caldero. Empezó a cocinarla, haciendo los mismos ademanes que un gran cocinero, oliendo y probando. De pronto exclamó «A esta sopa le hace falta una col para quedar deliciosa», y en poco tiempo, un hombre que estaba al fondo de la multitud fue a su casa, y le dio la col. Un rato después el hombre de buen corazón dijo, en voz baja, apenas audible «Si tan solo tuviera un par de zanahorias, este caldo sería delicioso», y una anciana que estaba cerca y alcanzó a escucharlo, sacó de su bolsa de mandado unas zanahorias recién compradas y se las dio. Pasó lo mismo varias veces, y de pronto la sopa de piedra se había convertido en una rica y sustanciosa sopa de las más variadas verduras, que en efecto, alimentó a gran parte del pueblo ese día.

Hay tanto que pensar sobre esta historia. Los seres humanos, en tiempos difíciles, tendemos a acumular, a acaparar y guardar. Cuando los recursos son escasos, nos retraemos y funcionamos con poca energía, vibrando bajo, y tratamos de auto preservarnos. Tendemos a aislarnos y mandar al carajo a los demás. Pero al hacerlo, como en la historia de la sopa de piedra, nos privamos a nosotros mismos y a los otros de algo delicioso y nutritivo, nos privamos de lo que se puede construir junto con los otros. Una col sola, o unas cuantas zanahorias solas, no hacen una sopa. Se necesitó de la cooperación de muchos para hacer esa sopa. Y lo mismo pasa cuando los seres humanos se reúnen y juntan esfuerzos para diferentes cosas, ya sea para trabajar, para convivir o para ayudar. Porque así como acumulamos y guardamos comida y recursos, lo hacemos con nuestras ideas, nuestro amor y nuestra energía, con la falsa idea de que seremos ricos si nos lo guardamos, cuando lo que pasa en realidad es que nos volvemos más pobres y hacemos peor el mundo cuando acaparamos todo lo que tenemos y somos. El hombre de buen corazón se dio cuenta de que la gente del pueblo estaba ocultándose, y buscó la manera de inspirarlos para dar, haciendo algo para propagar esta sensación de cooperar y dar.

Cuando nos animamos a exponernos y compartir lo que somos y lo que tenemos, inspiramos a los otros a hacer lo mismo. Somos capaces de crear lazos, crecer y ayudar a crecer. Y la recompensa es un banquete capaz de alimentar a todos.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s