Señales de una relación tóxica

Pasar la cuarentena con tu pareja puede decirte mucho sobre quién es la persona con la que estás y la naturaleza de tu relación con ella.

Para algunos este tiempo a solas con su media naranja puede ser visto como algo positivo, pero puede ser también que dificulte ver la toxicidad de la relación. El distanciamiento social hace más difícil que nunca escapar de estas relaciones. Si estás sufriendo en la relación o sientes que tus necesidades no son consideradas, hazte estas preguntas:

  • ¿De verdad te gusta esta persona?
  • ¿Es buena para ti?
  • ¿Saca lo mejor de ti?
  • ¿Te sientes positivo en su presencia?
  • ¿Hay más compasión que criticismo?

Si no puedes contestar que si a todas o la mayoría de estas preguntas, hay buenas probabilidades de que tu relación se tóxica. Tal vez te estés preguntando «¿es tóxica mi relación?».

Aunque el abuso físico y verbal son indicadores que no dejan lugar a dudas, hay algunas otras formas en las que las relaciones tóxicas se manifiestan:

La otra persona te hace sentir mal.

En una relación tóxica, la otra persona despierta constantemente sentimientos negativos hacia ti mismo. Puede hacerte sentir culpable, incómodo e inadecuado. Tal vez lleva la cuenta de tus fallas y errores o te bombardea contando contando historias de cuando hiciste algo mal una y otra vez. O tal vez está buscando todo el tiempo lo que ve como tus defectos. En una relación sana, la otra persona se esfuerza por ser compasiva, incluso respecto a tus defectos.

Las necesidades de la otra persona siempre son prioridad.

El punto nodal de una relación sana es tener un «toma y da». Nunca, dos personas van a hacer match perfecto, así que debemos hacer negociaciones. En una pareja sana, debe haber consideraciones para los sueños del otro y el deseo de ayudarse mutuamente a cumplir esos sueños. Pero, en una relación tóxica, el compromiso sano no es común. Las necesidades y deseos de alguno de los miembros son ignorados o, peor aún, se burlan de ellos. Hay intolerancia. Puede haber peleas, mal humor, o comentarios pasivo agresivos que te van desgastando hasta que renuncias a tus necesidades y sólo tomas en cuenta las del otro.

La otra persona trata todo el tiempo de superarte.

Todo se vuelve una competencia, y el otro trata de ser superior todo el tiempo, cosa que no le va bien a nadie. En una relación tóxica, esto puede volverse crueldad. No importa si tu experiencia es positiva o negativa, van a encontrar la manera de superarte. Si tienes un mal rato en el trabajo, el otro en seguida te dirá que su trabajo es peor. Si alguien te felicita por algo que hiciste, la otra persona insistirá que ella lo ha hecho mejor que tú. No importa la situación, siempre tratarán de probarte que lo suyo es mejor, más importante o más intenso.

Ya no te gustas a ti mismo como antes.

Conforme una relación tóxica avanza, vamos cediendo en muchas cosas. Puedes perder tu confianza, tu independencia, tu autoestima. Como resultado del ambiente negativo de tu relación, te cuesta trabajo gustarte a ti mismo como tal vez el pasado te gustabas. Todos esos mensajes y emociones negatvos hacen mella en la imagen que tienes de ti.

Como ya no te gustas, dejas de ser tú mismo.

La falta de autoestima puede llevarte a dejar de expresarte y a dejar de pedir que tus necesidades sean satisfechas, especialmente cuando estás con tu pareja. Puede ser que empieces a encubrir partes de tu personalidad. Las cosas que antes te gustaban (y para ser honestos, todavía te gustan) dejan de ser importantes. Puede ser que escondas o deseches objetos o herramientas que asocias a los que eran tus hobbies y pasiones. Se vuelven invisibles esas cosas en las que encontrabas felicidad y compartías con los demás.

Su comunicación está rota.

En una relación tóxica, la comunicación no se trata de un entendimiento mutuo, sino que está marcada por estos patrones: criticismo, desprecio, defensa y hermetismo:

  • El criticismo se vuelve tóxico cuando penetrante y se hace para herir al otro, no para ayudarlo.
  • El desprecio puede verse cuando alguien hace menos o se burla del otro. Hay una idea negativa muy profunda de la otra persona.
  • La defensa la vemos cuando alguien siempre tiene una excusa. Y esa excusa muchas veces redirige la culpa.
  • El hermetismo es la ausencia de comunicación. Es cuando uno o los dos miembros de la pareja se reusan a hablar y escuchar, o hacen una retirada emocional.

Si estos patrones definen tu comunicación con tu pareja, la relación se ha vuelto tóxica.

Has perdido privacidad y ejercen control sobre ti.

En una relación tóxica, tu privacidad frecuentemente se ve invadida. Probablemente tienes que mantenerte en contacto con la otra persona, mandar pruebas del lugar en el que estás, o dejas que la otra persona vete tus amistades o tu agenda. De la mano con estas invasiones a la privacidad hay otras formas de control. Puede ser que la otra persona determine cómo debes vestirte o qué debes comer. Algunas maneras más sutiles, pueden ser halagos con alguna agresión escondida o manipulación. Al final, pierdes la libertad de expresarte por ti mismo y de pensar por ti mismo.

Las relaciones tóxicas son dolorosas y pueden tener un efecto devastador en tu vida. Por suerte, si estás en una relación tóxica, estos efectos no tienen que ser a largo plazo. Busca apoyo en tus familiares y amigos, ve a terapia para tratar de sanar y buscar algún tipo de guía para terminar con esta relación tóxica. Encuentra de nuevo el valor que tienes como persona y no dejes que te lo vuelvan a quitar.

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